Friday, June 23, 2006

James, el terror de las nenas con sus melenas


Es guapo, simpático, tiene canciones pastelosas y lo que es más sorprendente tiene marcha. En mi vida había visto a alguien con esa capacidad de darle marcha a una canción lenta.
El concierto fue corto, sólo tiene 11 canciones no se podía esperar más, pero aún así se sacó tres canciones nuevas de la manga y un intento de inicio de Hotel California que aquí la menda no pilló en ningún momento. Pero estuvo bien, entretenido. El chico no paraba de dar las “gradias” por haberle preferido a Shakira, aunque, por lo que me he enterado no era su única competencia.
Lo peor y más divertido a la vez, fue el grupo chill out electrónico que hacía de telonero, zero 7, que además de tener a la vocalista con un importante cuelgue de algo (no paraba de reírse de nada), en medio de la actuación les pegó un pedo (literal) el ordenador. Y claro, un chill out electrónico sin electrónico se quedó con un canto de narices. Entonces los que nos reímos fuimos los del público, y claro, la vocalista que por fin tenía algo de lo que reirse. En fin, un desastre.
Mención a parte tiene, dentro del zero 7, el encargado de la electrónica que además de cargarse el equipo era todo un personaje, una extraña mezcla entre Zlad y Urkel con gorra. El problema llegó cuando se puso la visera para atrás, porque fue entonces cuando dio el pedo.
Después del desastre y de media hora de mirar a las musarañas llegó James, con su sonrisa Profident y sus 20 guitarras (increíble pero cierto 11 canciones y 20 guitarras), que hizo las delicias de todas las presentes y los presentes. Ya que no hay nada que excite más a una mujer (si no está embarazada) que un macizo cantando canciones melosas. Y no hay nada que excite más a un hombre que una mujer excitada. Solución: todos contentos.
Ah, se me olvidaba recalcar otro milagro de la naturaleza, el macizo James después de casi hora y media de concierto arriba y abajo no tenía ni una gota de sudor, parece que por fin han encontrado un desodorante que realmente quita el sudor. Habrá que preguntarle la marca en la próxima entrevista.

You’re beautifulllll
Be.

Friday, June 16, 2006

"Tu primera canción, tu primera capea, Chispas"





El pasado martes se me brindó la oportunidad, o más bien se me obligó a tenerla, de acudir a un lugar al que jamás soñé que iría, ni en la peor de las pesadillas de Be. que es toda una experta en la materia, una capea.

Por lo visto, parece ser que es una práctica de lo más habitual en millones de empresas españolas, y yo pensando que sólo era para guiris, con lo que mola ir de batalla de bolitas de pintura para poder descargar toda tu ira llenando de color naranja al pelota de turno que piensa que va a heredar la empresa babeando ante el jefazo apestoso. El caso es que yo fui obligada a ir contra mi voluntad o, mejor dicho, canjeando mi voluntad por otro día libre, por los dos motivos: la empresa y los dueños de ésta que casualmente son extranjeros.

Y allí nos dirigieron, en autobús, previo atasco en la carretera como no podía faltar en cualquier viaje típico, hacia una finquita muy mona propiedad de alquien podrido de pasta. Una vez en el lugar, unos caballos muy grandes, nos dieron la bienvenida con una lección de coordinación de movimientos que ya desearían para sí algunos humanos.
Los caballos: preciosos. Pero, para qué nos vamos a engañar, una es paleta de ciudad y sólo ha visto equinos a 100m mínimo y desde la carretera, por lo que imagínense el momento de acojone cuando la que suscribe tuvo que ponerse delante del morro (hocico o como se llame) de uno de ellos para hacerse la foto de "personal de empresa en capea". Con lo que me gustan a mi los animalitos.... Vamos que si en ese momento se posa algún ave en las inmediaciones, me entierran en la finquita monísima.
Aún así, debo considerarme afortunada, ya que a mi no me instaron a subirme a uno de esos bichos, porque si me toca, mis ingles habrían quedado inservibles para siempre. Lo digo porque las ingles de la osada que se subió, debieron quedar altamente dañadas ante tal esfuerzo.

Y después de ese momento de tensión llegaron los aperitivos, y ahí sí que los españoles mostramos todo nuestro arte abalanzándonos sobre los ibéricos como buitres, acosando al pobre camarero, mientras los extranjeros se hacían fotitos subidos en una carreta. Y así, los extranjeros con su foto, y los nacionales con la tripita llena, nos dirigimos al momento "cumbre" de la jornada junto con la paella de rigor: la capea propiamente dicha, donde unos chavalitos con muy buenas maneras torearon una vaquilla muy malhumorada ante el asombro de unos y el aburrimiento de otros. Por lo menos saciaron nuestra sed en todo momento con cerveza, porque los buenos anfitriones saben que no hay nada peor que un currito aburrido y sediento.

Y después del espectátulo "torero", los osados, por llamarlos de alguna manera, comenzaron a bajarse al ruedo para ponerse delante del bicho malhumorado, ante el asombro, esta vez, de nosotros, los curritos aburridos pero ya no sedientos.
Este hecho originó una serie de rumores sobre el futuro de la empresa, con la consecuente euforia del pelota-heredero, si alguno de los jefes pagaba su osadía con alguna lesión grave. Evidentemente no ocurrió nada, pero ver al Mr. President corriendo cual cervatillo asustado hacia un burladero para evitar a una pobre vaquilla, no tiene precio.

Y así terminó mi aventura torera, con lo bien que habría estado tranquilamente con mis colegas haciendo lo de siempre. (Disfruten ustedes de esta joya musical)

Miss Ingles